jueves, octubre 13, 2005

Mafalda y la Sra. Francis

Unas cosas traen a las otras, empezamos en un lugar conocido pero no sabemos donde podemos terminar. Esa es la danza del diálogo, de las buenas conversaciones, del pensamiento...

Encontré un comentario en mi último post "Sol naciente" firmado por Mafalda, aunque me sorprendió su contenido, mi primera reacción fue de estímulo a contestar. Traté de entrar en la identidad de la remitente y me encontré que no estaba identificada. El comentario era el siguiente:

"Pienso que insistir en la necesidad de escuchar es un exceso, el titulo "Sol naciente" convoca a leer pero no su contenido, habría cortado el posteo hasta la historia con Haroldo. Prestar atención, sí, me parece, pero a todo lo que ocurre?, creo que los lideres de hoy aunque suene feo escribirlo deben desarrollar el cinismo, pero un cinismo proactivo, no mentiroso, omitir, develar solo lo preciso, tal vez lo más importante junto con escuchar, es acoger a sus "seguidores", hacerse cargo de todo lo que afecte sus relaciones con otros y el logro de objetivos comunes...¿será mucho? tal vez por eso, hoy existen tan pocos líderes... "

ya tenía elaborada una pregunta sobre el "líder cínico", pero la verdad es que me pareció inadecuado que el comentario fuese sin rostro, ¿Quién dice lo que dice?, ¿Está dicho con la seriedad con la que está escrita la reflexión a la que se refiere? Me fui enojando poco a poco y decidí poner un comentario de respuesta. Fue el siguiente:


"Este es tu segundo post en mi blog, ya con el anterior me quedé con ganas de responder pero la verdad es que me dan lata estas irrupciones escondidas detras de un pseudónimo. Me parecen de otra época o de otro mundo, algo así como los consultorios de belleza de la señora Francis: "Afrodita pregunta que cómo es posible que por escuchar se le ponga el cutis de gatita de angora" y como no me siento la señora Francis prefiero no entrar en el fondo de la cuestión mientras que lo que se diga no sea dicho por alguien que tiene una identidad real, que mira a los ojos aunque sea virtualmente con una mirada trasparente."

Todo esto ocurría mientras que estaba haciendo un taller en Iquique. Al regreso tuve una conversación que me llevó a revisar lo escrito y consideré que la rabieta parecía producto del cambio de latitud. No es el tono que quiero emplear, lo de "la gatita de angora" era un disparo al aire, asi es que suprimí los "coments" dando por cerrado el asunto, pero he aquí que Mafalda tuvo tiempo de entrar y ver mi respuesta y me envió un mail identificándose, pidiendo disculpas, defendiendo sus posiciones y dando la cara, en resumidas cuentas. Al final como posdata mostraba su interés por saber quién era la señora Francis, demostrando así que no era española y que era joven (al menos mucho mas que yo)

Antes de que pudiera explicarle quien era Elena Francis su inquietud mafaldiana ya la había llevado a considerar que la Sra. Francis podría ser la que dio origen a una canción de Serrat y, efectivamente, "El Consultorio de Elena Francis" fue uno de los programas radiofónicos de mayor extensión (37 años) y audencia de la radio española de la postguerra, llegando hasta los primeros años de la transición.

Empezó siendo un consultorio de belleza (con el tiempo supimos que la creadora de la idea era la esposa de un importante industrial catalán dueño de perfumerias y fábricas de cosméticos) un consultorio que también incursionaba en temas de salud, jardineria, trabajos manuales, protocolo. Todo lo que importaba en la España de Franco. Poco a poco fue convirtiéndose en un consultorio sentimental, algo así como el programa del Rumpy en la dictadura católicofranquista y quienes preguntaban se escondian pudorosamente en pseudónimos edulcorados: "claro de luna" "flor herida" "dama de las camelias"

Le expliqué todo esto a Mafalda y ella me hizo notar que en el fondo era una forma de coaching de la época, o ¿Acaso no buscaban sosiego o nuevas interpretaciones para sus inquietudes? ¿Acaso no iban en busca del sentido común entendido como una forma de observar la situación que no estuviera teñida por la emoción de quienes las tenían? ¿No buscaban encontrar lo que sabiéndolo no querían reconocer?

La larga conversación por mail con Mafalda nos llevó a destacar la necesidad de la legitimidad del coach. Cuando damos autoridad al coach sus preguntas y sus respuestas tienen la posibilidad de hacernos llegar a reflexiones poderosas, también pueden llevarnos a una fe infundada. Ese es el riesgo de las transferencias.

Elena Francis nos llevó a hablar del Poder, de la Fe, de la capacidad de autoreconocerse, del valor del decir, de la capacidad sanadora de la palabra, del poder de preguntar. ¿Qué ocurría en las vidas de aquellas personas que preguntaban a aquella Elena Francis (nombre de ficción para la voz de una locutora) que se limitaba a responder lo que un equipo de redacción preparaba? ¿Cuánto de lo que ocurría tenía que ver con la respuesta y cuanto con el proceso de atreverse a abrir el espacio de la inquietud, del dolor, de la ignorancia?

La observación de Mafalda me dejó con esa sospecha de que el coach es un medium entre la sed de saber y el conocimiento que se aloja en quien tiene la sed. Su arte es la "mayeútica", la capacidad de despertar en otro, es decir, de ser despertador y observar ese despertar para convertirse finalmente en espejo.

Por eso digo: unas cosas traen a las otras

sábado, octubre 01, 2005

El sol naciente


Como todos los meses de los último años escribí mi columna "El arte de dirigir" y el martes 27 la envié a la lista de distribución que he ido creando. La columna puede verse desde el vínculo del mismo nombre en este blogg. Al día siguiente recibí un largo, profundo y muy interesante mail de Haroldo Miranda comentando el artículo y planteando puntos de vista complementarios, en unos casos y alternativos, en otros.

Uno de estos últimos activó mi alerta. Puedo no haber sido claro en mi exposición. Quiero explicitar mi punto de vista. El párrafo cuya comprensión me preocupa es:

"Poner atención y capturar la atención. Dos procesos distintos que se complementan con la capacidad de atender sin perder la perspectiva. Esta es una habilidad que está presente en el liderazgo efectivo. Observen que cuando los líderes no son capaces de cambiar su enfoque hacia aquello que está naciendo a su alrededor terminan convirtiendo en obcecación estéril lo que fue fecunda obsesión. En la historia hay muchos ejemplos."

El comentario de Haroldo Miranda que me alerta es el siguiente:

"¿estamos hoy día en presencia de valores y creencias tan sólidas como para atender un enfoque naciente que aún es débil tanto en sus fundamentos como en la práctica? Si yo fuera líder hoy ¿a qué debiera hacer caso? ¿A lo que la mayoría dice que debe hacerse? En tal sentido ¿me presto a la circunstancia o continuo con un enfoque crítico y constructivo?
No se trata de una obcecación estéril, sino de una apertura mental que me permita discernir con claridad hacia dónde deberíamos ir.

Mientras el ejercicio del liderazgo sea honesto, no importa si se cambia o no el enfoque hacia aquello naciente, pues lo importante, creo yo, es desde esa honestidad buscar construir un mundo al cual la mayoría quiera pertenecer, y haciéndolo desde su más fuerte y amplia conciencia tanto de sí mismos como de quienes le rodean.

Creo que, en este comentario se encuentra subyacente el peligro del facilismo para incorporarse simplemente sin un real y profundo discernimiento de las consecuencias que tiene cada orden y paradigmas. Como dice Morris Berman, hasta aquí, parece que los cambios de paradigmas empujan más a una evitación del hacerse cargo de lo que experiencia el cuerpo vivo, criticando los viejos paradigmas sin entenderlos a cabalidad, que realmente ofrecer alternativas realmente mejores para la humanidad. Esta sola idea ya me pone un un problema que no puedo dejar de contrastarlo con la idea del simple cambio de enfoque hacia aquello naciente"

Coincido con Haroldo en que el sol naciente no tiene por qué ser el sol que mas cálido (iba a poner "caliente" pero me dí cuenta a tiempo que me salía un pareado), que, como parodiaban los ácratas en aquellos estupendos graffitis que inundaron Madrid en los años 80, "cien mil millones de moscas no pueden estar equivocadas: comamos mierda".. Tenemos un ejemplo en la calidad de las televisiones: cuando quien diseña la programación es el "people meter" podemos llegar con facilidad a la telebasura y dejar a un lado el rol educador y transmisor de valores del medio. Tenemos otro ejemplo en la política y los gobiernos populistas que terminan dejando en la ruina a sus paises.

Coincido con Ronald Heifetz en preferir la conceptualización del liderazgo como una actividad más que como el resultado de atributos carismáticos, de posiciones jerárquicas o de capacidades de influencia. Creo que esa actividad para juzgarla como liderazgo positivo tiene que estar ,ante todo, orientada por valores y ser socialmente útil. No abro aquí (al menos en esta entrada del blogg) la discusión de lo que es "socialmente útil"

No suscribo por tanto la idea de que cualquier cambio, cualquier "sol naciente" (como el tiempo pasado) sea mejor, pero sin embargo, tengo el convencimiento que prestar atención a lo que surge y va constituyendo realidad con independencia de su soporte valórico, de su rigor, de su legitimidad instuticional, está relacionado con el profundo escuchar del contexto, con ese "escuchar lo que no se oye".

Ese profundo escuchar puede llevarnos a cambiar realmente el enfoque hacia una visión distinta (es una posibilidad) o simplemente puede modificar nuestra estrategia para ser capaces de hacernos cargo del contexto, sin modificar nuestros fines últimos, La obcecación es no ver lo que está pasando, no prestarle atención, no darle valor. Prestar atención como propone el artículo, es también una actitud de supervivencia de nuestros propósitos.