sábado, marzo 24, 2007

Recuperando el poder


Al terminar la sesión 10 del coaching con "R" concluimos que se había producido una importante transformación y esa transformación tiene que ver con su actitud, con su poder.

Nos esforzamos en cambiar a los otros y sólo (y si acaso) podemos cambiarnos nosotros. "R" me planteó al inicio de nuestras conversaciones su incomodidad con la actitud de su jefe, con el estilo que estaba siguiendo, con el gusto que en su organización tenían por la complejidad. Hemos venido hablando de ello, pero hoy su ocupación está en cómo puede él mismo alterar esa situación. Cómo puede influir, que es lo que aún no ha hecho y puede hacer. Ha puesto el foco en él, como el buen arquero según Confucio,

No sé si cuando empecé a hablarle de aceptación en nuestra primeras conversaciones me entendió. Aceptar no es lo mismo que claudicar. "Acepta que este es el contexto en el que te mueves y que ese contexto condiciona el proceso de cambio, no claudiques en lo que quieras cambiar mientras sigas pensando que es lo mejor para el proyecto."

Cuando aprendemos a decir "esto es lo que hay," dejamos a un lado el sentimiento de decepción porque sea así, y entonces se abre un espacio para actuar. Se corre el riesgo también de caer en el conformismo. Por eso hago la distinción. Digamos mejor "Esto es lo que hay. Construyamos desde aquí. Este ladrillo imperfecto es la primera piedra. Tenemos mucho trabajo por delante y la oportunidad de influir. ¡Qué fortuna!"

Queremos que el mundo se adapte a nosotros y somos nosotros los que cambiaremos al mundo o nos divorciaremos de él.

"Todo lo que te planteé el primer día se ha vuelto menos relevante" me dijo "Ahora lo relevante es lo que yo voy a hacer para que no me sigan pasando las mismas cosas"

El coaching sirve para eso, para devolver el poder que nos quitamos.

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