Luis fue uno de los organizadores del primer programa de Coaching y Política (así se llamaba entonces) que realicé en Chile. Fue en el año 2.013. Con él hemos seguido hablando de estas dos pasiones de ambos: el coaching y la política. Me pidió hace unos días hacerme una entrevista para publicar en su página de "Cambio 3 Consultores". Este es el resultado
En diversas ocasiones hemos oído hablar de "coaching político", pero no siempre está claro que es lo que se quiere decir con ello. Al otorgar el calificativo de "político" al coaching, ¿estamos diciendo que el coaching en sí mismo es político?, ¿o es que podemos distinguir un coaching que es político de otros que no lo son? En cualquiera de los dos casos, ¿de qué manera el coaching puede ser político?
Tú pregunta Luis me invita a responder sí y no. El sí correspondería a mi interpretación de que la Política tiene que ver con hacer posible la convivencia social y en la medida en que el coaching, en cualquiera de sus apellidos, trata de expandir la conciencia de las personas y los grupos, podríamos considerarlo un hecho político.
Ahora bien, cuando tú y yo hablamos de coaching político, hablamos de aquel que trata sobre quiebres de índole política. En este sentido el hecho de hacer coaching a alguien de la esfera política, no lo configura en si mismo como coaching político, podria ser un coaching de vida a alguien que, por ejemplo tiene problemas de relación con sus hijos y que circunstancialmente ocupa una posición en el espectro público/político.
- ¿Cómo se relaciona el coaching con el poder, y especialmente el poder político?
El poder se hace patente cuando queremos lograr algo. Alguien tiene poder cuando es capaz de que otros hagan algo que sin su intervención no harían. Implica una responsabilidad, entra en espacios éticos porque involucra a otros. Con frecuencia ese poder nos viene dado por roles y todo ello plantea una necesidad especial de acompañamiento en la medida en que la persona que lo puede ejercer quiere asegurarse de que es capaz de ver todas las implicancias y seguir el camino más beneficioso para su propósito, generando valor social con el menor impacto negativo para el resto de los stakeholders.
Cuando esto ocurre en la Política el impacto es más notable y la responsabilidad mayor; por eso cada vez el coaching se abre más como un espacio diferente a la asesoría política o de imagen, buscando la consistencia desde un apoyo independiente de lealtades e intereses.
- Una cantidad muy importante de personas -probablemente la mayoría- tiene una muy mala percepción de la política en general y de los políticos en particular. ¿De qué manera el coaching puede aportar a la calidad de la política?
Efectivamente hoy la mayoría de las personas denostan a la política a partir de las conductas inadecudas de muchos políticos. Comprendo ese sentimiento y, a la vez, lamento la generalización que supone confundir una actividad necesaria, de alto valor social, con comportamientos poco éticos que corresponden a las personas y se dan en los distintos roles, profesiones y sectores, no sólo en el ámbito político.
Tu pregunta a su vez contiene la respuesta. El coaching, en la medida en que contribuya a promover que los actores políticos (y aquí se incluyen cargos, representantes y ciudadanos activos) escuchen con mas apertura lo que la sociedad les pide, cumplan sus compromisos, sean consistentes con los valores que inspiran sus programas y busquen el bien de todos por encima del bien personal, estará aportando a la calidad de la Política, para que podamos escribirla con mayúscula.
- En el ámbito de la política podemos distinguir a aquellas personas que ocupan cargos a los cuales han accedido por votación popular o alguna otra forma similar (dirigentes de partidos y movimientos políticos, concejales, alcaldes, parlamentarios, etc.) de aquellos que ocupan cargos directivos en organizaciones de naturaleza política (ministros, subsecretarios, jefes de servicios, ejecutivos de empresas del estado, etc.) designados por alguna autoridad política. Desde el punto de vista del coaching, ¿qué diferencias podemos establecer entre unos y otros? ¿Cuál es la importancia -si es que la tiene- de esta distinción?
Metodológicamente no plantea, en mi experiencia, una diferencia mayor. En la casuística de las conversaciones se aprecian algunas diferencias, en el caso de los designados el Programa de Gobierno se convierte en un eje de coherencia fundamental y en el caso de los elegidos, la escucha activa de los ciudadanos es central, considerando que la velocidad en que las cosas cambian en el mundo de hoy relativiza el concepto de representatividad. Nadie puede considerar que si fue elegido hace un año eso le permite sentirse representante de lo que se va a votar hoy.
- Finalmente, ¿qué recomendación puedes hacer a los coaches que
tienen interés de aportar al mejoramiento de la calidad de la política.
Permíteme Luis que primero me dirija a todos los coaches y esto es porque
sigo sin entender que tan pocos coaches se interesen por el coaching en la
Política y el Poder. Si creemos, como pienso que creemos, que los coaches
tenemos herramientas poderosas para mejorar las conversaciones (incluidas
aquellas consigo mismo) y por ende las relaciones de aquellos a quienes
acompañamos ¿Cómo no poner esa capacidad a disposición de aquellos que pueden
influir de una manera más decisiva en el futuro de la sociedad en la que
vivimos? Quiero dejar esta pregunta
abierta y en voz alta.