jueves, julio 24, 2008

Diamantes, cosechas y rejas


Paso de Mandela a la columna que ayer publicaba El Mercurio escrita por José Weinstein con quien tuve el privilegio de trabajar. En ella ofrece el dato que el segundo factor crítico para el éxito de la educación es la calidad directiva de los centros de estudios. Con frecuencia hablamos de ello en sus tiempos de Subsecretario de Educación en el Gobierno de Frei y principios del gobierno de Lagos.

Desde luego el primer factor es la existencia de competencias docentes, como en una organización lo son las competencias que permiten desarrollar el objetivo de servicio o negocio que se proponen, pero a continuación, de forma muy interrelacionada es la capacidad de dirigir de quienes ostentan los puestos gerenciales. Son los directivos los que pueden generar el contexto para que aparezcan las mejores ideas, las mas comprometidas actitudes, donde surja la excelencia, no como el resultado del compromiso profesional individual, sino como el resultado de una acción conjunta, sostenida, recurrente y sinérgica.

De esto hablaba hoy en mi coaching con JR, una conversación tan sugerente como solemos tener. Refería sobre una encuesta en que los empleados consideraban que sólo desplegaban el 20% de sus capacidades y la causa principal para esa escasez la asignaban a la incapacidad de las jefaturas para validar posibilidades que eran incapaces de ver.

Con JR hemos avanzado considerablemente, desde la orientación a centrar su trabajo en el logro de hacer fácil lo complejo, de sistematizar, diseñar procesos y generar ofertas de valor, hasta llegar a su rol principal de desplegar el talento de las personas a su cargo, de entender que cada tierra necesita un abono distinto y que la función del abono es lograr que esa tierra produzca las mejores cosechas. Llevarla a su mayor potencial de aporte.

Esto supone optar por el liderazgo y no sólo por la gestión. Cambian entonces las conversaciones, las que tenemos con los otros y las que tenemos con nosotros mismos. Eso le digo a JR, que en algún momento, ante la dificultad para entender las resistencias y las distintas velocidades de los otros nos preguntamos ¿Qué hace un chico como yo en un lugar como este? mientras que hoy, después de aceptar la dimensión de su rol se está preguntando ¿Qué aristas debo pulir para ser el diamante que precisa un sitio como este para todos saquen su condición de brillantes?

Así, de la importancia de los directivos que señala Weinstein, su rol de abono de rutilantes frutos que hablábamos hoy con JR, llegamos al brillo magnífico que citamos de Mandela. Como en un anillo que vuelve, da vueltas y nos muestra que dirigir, como vivir intensamente implica estar en contacto, tener conciencia, abrir los ojos para descubrir. Ser generoso y dispuesto a salir de las propias rejas


lunes, julio 07, 2008

Mandela va a cumplir 90 años


Dentro de unos días, Nelson Mandela cumplirá 90 años. No lo parece cuando se le mira a los ojos y descubres una sonrisa joven. Ya todo el mundo le celebra. Es quizás por eso que este blog quiere también rendir homenaje a esas virtudes que buscamos en los líderes: La coherencia, la pasión puesta en la defensa de las ideas en las que se creen, la sinceridad, la perseverancia, la capacidad de resurgir.

Yo tengo una especial deuda con él y con Marianne Williansom, en cuyas palabras Mandela se inspiró cuando en el discurso de toma de posesión como Presidente electo de Sudafrica en 1994, dijo:

Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite. Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo del universo. El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo. No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras. Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros. No solamente algunos de nosotros: Está dentro de todos y cada uno. Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo. Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.

Y digo que tengo una deuda especial, porque un fragmento de este ya fragmento me ha servido en innumerables clases en la Universidad y en talleres diversos para introducir el tema de Gestión de Si mismo.

A esta frase he aludido en diversos coaching para despertar esa ambición legítima de llegar a ser extraordinarios. Estoy seguro que si fuera un deseo plenamente compartido, viviriamos en un planeta distinto.

¡Que tu vida sea larga Nelson Mandela, aunque nunca llegue tan allá como lo hará tu huella!