lunes, junio 29, 2009

¿Qué se aprende en el coaching directivo?

Tengo la costumbre de que en la última sesión de coaching, el coachee identifique todo aquello que ha aprendido. Las cosas que ahora cree y antes no creía, aquello que hace que antes no hacía, las decisiones que ha tomado sobre su conducta futura. Que hable de lo que ha florecido.

La semana pasada terminé mi trabajo con D.

D.
es un directivo joven con una gran trayectoria por delante. Llegó a la reunión con una hoja en la que había anotado diez aprendizajes. ¡Vaya, un decálogo! le dije. Lo leyó y se explayó en cada punto. Al final me quedé en silencio con el asombro de descubrir lo que la conversación genera, sorprendido de ese misterio transformador.

Empezó diciendo que esperaba algunas herramientas precisas y al poco descubrió que debía desarrollar una intuición. Esperaba trabajar con recetas y trabajó con creencias. Esperaba precisión y navegamos por aguas confusas que reflejaban luz. Su lista decía:

1. El éxito de mi plan depende de mi (compro la metáfora del barco que se propone un puerto en vez de la piragua que se acomoda al surco de un río diseñado por otro) Yo soy el responsable.

2. He aprendido que como directivo puedo dejar una marca en quienes trabajan con.migo , puedo dejarles una huella, imprimirles un sello. No puedo desaprovechar esta oportunidad.

3. La construcción de la empresa se hace en torno a conversaciones, según me posicione en cada uno de los ámbitos de conversación puedo ser un actor relevante. Quiero estar en esas conversaciones.

4. He aprendido que debo generar una visión positiva de nuestro rol y transmitirla. Ponerle rostro a la visión de nuestra área.

5. Quiero hablar, opinar. Así ejerceré influencia. No quiero omitirme. Muchas veces la gente que está en posiciones de liderazgo no es quien tiene la técnica, puede no remangarse la camisa, pero tiene intuición. He aprendido que quien dirige puede no ser el mejor moviéndose en medio de los árboles, pero debe tener sentido de dirección y expresarla.

6. He aprendido la necesidad de mejorar las habilidades blandas y he empezado a mejorarlas:

a. Percepción

b. Conversación

c. Conjunción de emoción, cuerpo y mensaje

7. Me voy, teniendo claro que la administración del tiempo como recurso escaso y la proactividad, son dos aspectos fundamentales de mi tarea y he empezado a usarlos.

8. He aprendido que es necesario dar descanso al cerebro y al cuerpo., que se puede integrar en la carrera el tiempo de la competencia y el tiempo del descanso. Me voy con tarea en este aspecto.

9. He empezado a delegar. El mensaje mas fuerte que aprendí en este sentido, es que si hay cosas de naturaleza delegable y no puedo delegarlas el problema es mio.

10. He empezado a generar espacios de confianza y de construcción del área y la función, eso implica construir un equipo y definir el estilo de ese equipo, su escuela.


Me voy con mucha tarea aunque vine a que tú la hicieras, sin embargo estoy contento y agradecido.



Cuando D. salió de mi oficina pensé que si hubiera escrito yo el guión de un caso de éxito no lo hubiese escrito mejor y me quedé con una sensación de ser parte de un proceso de transformación que se escapa de mis talentos.


Me puse a mirar alrededor esperando una señal, pero Jéssica me avisó que me esperaban en la siguiente cita. Gracias D, por estar preparado, porque hasta que el alumno no está preparado no aparece el maestro, gracias por constituirme en un apoyo para ese desarrollo. Yo, que tengo tanto que aprender de la vida.


lunes, junio 22, 2009

Sobre la flexibilidad


Hace un par de semanas terminé un Taller de "Gestión de Sí mismo" en medio de la naturaleza de una hacienda en Pedro González, un pueblo de la isla Margarita y el equipo que me acompañó consideró que había logrado mi Master en flexibilidad, al aceptar el devenir de cada momento como algo a integrar en el diseño, que volaran los papeles llevados por la brisa, que hubiera que atar el telón de proyección a un mango, que las gallinas formarán también grupos de trabajo, que la iguana se asomará desde las ramas de los árboles. Reconozco y declaro que la flexibilidad es un propósito en mi vida.

Hablamos de flexibilidad y se trasunta que es un concepto que podemos no interpretar igual ¿Qué es ser flexible? ¿Hasta dónde llega la flexibilidad? Parece que en los tiempos en los que vivimos en que aparecen y desaparecen posibilidades, en los que la velocidad de los cambios tantas veces nos supera, cultivar la flexibilidad es un arte.


Me vienen a la memoria los versos de Lao Tse en el Tao Te King:

Los hombres nacen suaves y flexibles.
En la muerte son rígidos y duros.

Las plantas nacen tiernas y dóciles.
En la muerte son secas y quebradizas.

Entonces, cualquiera que sea rígido e inflexible
es un discípulo de la muerte.

Cualquiera que sea suave, abierto y flexible
es un discípulo de la vida.

Creo en estas palabras y a la vez que creo tengo el temor de alguna ceguera a la que llamemos flexibilidad o de que tras la flexibilidad escondamos incapacidades para mantener límites que son cimientos de nuestro edificio. El límite de la flexibilidad es siempre un valor superior. La honestidad, la justicia o el respeto.


En el trabajo en las organizaciones suelo decir y decirme que podemos ser tan flexibles como nos permita la impecabilidad, es decir no puedo llevar mi flexibilidad a trasgredir algo que supone un concepto superior. Podemos preguntarnos entonces ¿Que significa ser impecable? y volveríamos a tener que replantearnos los estándares que queremos en un mundo cambiante. Entraríamos en la circularidad, pero una circularidad plena de contacto con lo que pasa fuera y los valores de un sistema que nos da sentido, una circularidad consciente.

Días después de la reflexión con el Equipo de Capital Humano con el que trabajé en Venezuela, ya en Chile y en una reunién en el Comité de un Banco, Osvaldo Schaerer dijo una frase que anoté de inmediato: "La arquitectura se materializa en un conjunto de restricciones y por ello se encuentra permanentemente desafiada".



Creamos arquitecturas que nos protegen, que ponen tabiques de seguridad, pero de inmediato aparecen necesidades o ideas para derribarlas, queremos casas mas grandes, estancias que no imaginamos antes, ese desafío tiene sentido, es la dinámica del cambio y el progreso, la sabiduría es distinguir entre tabiques y muros maestros, entre murallas y pilares.

Esa distinción hay que tenerla presente en la conversación de coaching directivo.

Diapositiva 31