En el número 12 de la Revista virtual argentina "Conversaciones de Coaching" se publica la segunda parte de mi artículo Coaching al Coraje.
Cuando en los talleres pregunto
¿Quiénes de ustedes quieren ser protagonistas de su vida? ¿Quiénes quieren ser
parte de una sociedad mejor? Todos levantan la mano. Estoy seguro que detrás de
esas manos levantadas hay múltiples versiones de lo que significa una vida buena
o una sociedad mejor, pero para lograrlo a todos nos hace falta ese coraje.
En la primera parte de este
artículo, publicada en el número anterior de “Conversaciones de Coaching”, fue
necesario configurar las características de un entorno que en la década de los
90 empezó a denominarse con el acrónimo VUCA (lleno de volatilidad,
incertidumbre, complejidad y ambigüedad) porque no es indiferente establecer el
escenario general del “ahora” en el que un coach interactúa; entenderlo es
fundamental para acompañar a sus coachees. Un escenario al que además es necesario sumar
la falta de esperanza que anima a la pasividad ¿Para qué moverse hacia lo que
consideramos inalcanzable? Efectivamente pasaron los tiempos de la generación
que instaló el eslogan “Seamos realistas, hagamos lo imposible”.
En ese artículo partí por identificar
la distinción “coraje” como la voluntad puesta al servicio de un propósito y por
establecer los ámbitos en los que el coach puede indagar. Quiero seguir en ésta
segunda parte con una propuesta más concreta de un mapa de acción del coach.
Si realmente queremos que algo suceda,
si tenemos un propósito y queremos lograrlo, tenemos que intervenir,
comprometernos con la acción y poner nuestra voluntad en ello. Cuando eso
sucede emerge en nosotros una energía, por encima de los obstáculos y de las
explicaciones a la que llamamos coraje y que resulta ser tan importante o más
que los conocimientos necesarios para lograr lo que pretendamos. La actitud es
consecuencia de creencias y decisiones, pero termina siendo el principal motor
de la acción.
Una propuesta de mapa del coaching para el coraje
La experiencia de trabajar en el
despertar del coraje de un buen número de coachees me ha llevado a levantar un
mapa caminero que hoy me resulta de gran utilidad. Lo despliego sobre esta mesa
virtual:
1. Poner en contacto con lo que el coachee quiere hacer y
legitimar ese propósito. Llevarlo a identificar por qué quiere hacerlo, cuál es
la importancia en su vida y en su rol.
2. Llevar al coachee a reencontrarse con su valía, con sus
recursos y dones. Juanjo Pineda Vera, en su libro “Explora Mindfulness” se hace
la pregunta ¿De qué se olvida la grulla cuando camina durante un día seguido? y
escribe “Cuando la grulla está
hambrienta suele caminar buscando alimento, persiste hasta arriesgar su vida y
se olvida de algo. Así funciona la tristeza en nosotros, vibra igual y nos hace
sentir que no valemos, que no somos dignos (…) La grulla se olvida de sus alas,
de que puede volar y llegar al cielo”. No es fácil decirlo de una forma más
bella y ese un trabajo de gran valor que el coach ha de acometer. La
autoconfianza con humildad no solo es posible, es necesaria.
3. Identificar el juicio de adversidad que se interpone
entre el coachee y su propósito y desvincularlo de la declaración de
imposibilidad. Cuando las cosas son posibles, la dificultad eleva el valor del
desafío. En el fondo estamos hablando de la esperanza.
4. Reconectar con el bien que persigue, a quienes beneficia,
qué se pierden aquellos a quienes quiere y aquello en lo que cree. Mostrar, si
es posible hacerlo, que no es sólo un bien para sí mismo/a, que como dice
Marianne Williamson el mundo pierde algo si no tiene el coraje de defender
aquello en lo que cree.
5. Imprimir urgencia. El poeta y filósofo iraní Al
Mustanabli dijo ya en el siglo X “¿Qué
sentido tendría el coraje si tuviésemos la eternidad? Es decir cuando tomamos
contacto con nuestra impermanencia el hoy y el ahora son significativos. El
futuro empieza a construirse hoy. Es hoy cuando ese coraje debe emerger. Si
tuviésemos todo el tiempo del mundo podríamos esperar a que las circunstancias
abriesen mejores condiciones para que lo que nos proponemos pasara. Tenemos una
sola vida. Somos humanos, no divinos, nuestro tiempo es ahora.
6. Desvanecer la pulsión a sostener el conformismo, mostrar
a qué decimos “no” con nuestro actuar, a quiénes decimos “no”, a qué futuro se
renuncia, qué valores dejamos fuera y cuáles pueden verse favorecidos con
nuestra pasividad ¿Es eso lo que queremos?
7. Llevar al coachee al espacio de su dignidad, permitir que
surja esa rabia que provoca la injusticia (no el obstáculo, ni lo adverso),
enfrentarle a su soberanía personal ¿De qué territorio personal soy soberano?
¿Puedo permitir que pisoteen mi soberanía, estoy dispuesto a entregarla? Con
frecuencia he recurrido al poema “Invictus” del poeta inglés Williams Ernest
Henley al que Nelson Mandela leía en sus días de cárcel “No importa cuán estrecho sea el camino/ cuán cargada de
castigo la sentencia/ Soy el amo de mi destino;/soy el capitán de mi alma”.
8. Llevar al coachee a reconocer la identidad pública que
genera a partir de su falta de coraje y lo que eso significa para sus
propósitos generales en la vida o el rol que tiene. Una pregunta cruel es la de
enfrentarle a los juicios que puede estar provocando en quienes lo/la rodean,
que imagine la persona que los otros ven y el poder que esa persona tiene ¿Qué
puedo hacer desde esa identidad? ¿Para qué me sirve?
Sin duda podemos abrir otras muchas
preguntas, en el artículo anterior se proponían algunas complementarias, podríamos
visitar los temores que el coachee siente, las emociones en las que habita, pero
veo en este camino de ocho pasos un mapa poderoso para trabajar este
interesante tema. Lo pongo a disposición de quienes quieran usarlo.
Barack Obama se refirió al coraje
al recibir en las pasadas semanas un premio en la Fundación Kennedy. Sus
palabras fueron: “El coraje no es solo llevar adelante un proyecto político,
sino hacer lo que creen en lo más profundo de su corazón”.
He anotado la frase para llevarla a
mi próximo coaching
- ¿Qué es lo que crees en lo más profundo de tu corazón?-
Preguntaré- Deja que se exprese, míralo de frente. Ese es tú auténtico
compromiso.