A continuación incluyo mi artículo:
"Querida Ivonne, el 31 de Enero subí una nota a
Facebook con el mismo título que esta carta que te escribo. Si miras debajo
verás que fue leída 768 veces y además 50 personas la compartieron en sus
muros, lo que puede significar que miles se asomaron a leerla. Ese es mi
regalo: la constatación de toda la gente que te quiere. Datos concretos y evidencias del amor que
sembraste. La nota decía lo siguiente:
“Por un momento mi escritorio se ha llenado de polvo.
Ya sabes ese TOC que me persigue. He abierto las carpetas de nuestro ACP.
Guardo todos los papers, las guías de aprendizaje que nos enviaban, las
respuestas, los videos de Maturana, los resúmenes de mis notas de las tres
conferencias generales. La primera en Segovia, la segunda en la Hacienda Galindo
de Querétaro, la tercera en Santiago. Polvo y recuerdos imborrables de ese
tiempo que nos transformó.
Pronto hará 25 años, querida amiga, empezamos el 4 de
junio de 1.993. Ya entonces celebré que aquellas tres venezolanas que
integraban el grupo pusieran tanto salero (tú, Alicia y Zorayda). Desde
entonces hemos coincidido muchas veces, en opiniones y en lugares. Raúl Herrera
y tú fuisteis los primeros en tomar en serio el trabajo que Verónica y yo llamamos “Coaching organizacional”. Tú lo llevaste más allá.
Eres ese vendaval que se llama Vida.
Agradezco tu existencia, nuestros coincidires y nuestras discusiones. Al final siempre estuvimos cuando el otro le llamó. Agradezco esa mirada que reflejaba todas las emociones, tu humor y tu canto. Ya sabes que eres y seguirás siendo mi ejemplo del coraje, ese que tal vez Simón Díaz quiso referir en esa letra que me parte el alma: “Yo vide una garza mora dándole combate a un río”. Diste el combate ejemplarmente, querida garza. ¡Honores!
Y no cejes, tengo entendido que en ese mundo de misterio que envuelve el más allá, hay mucho espacio para la transformación y el optimismo. Me temo que tanta paz deje al espíritu demasiado contemplativo. Descansa unos días de estos últimos tiempos de dolor y diseña un plan para que quienes allí habiten sean más protagonistas, que la eternidad no les haga cómodos, ni sumisos. Y en lo que te pueda ayudar, avisa.
Lo malo de este polvo, que ha salido de las carpetas
inmensas que nos dieron, es que mezclado con las lágrimas me ha dejado un
aspecto de viejo crápula viscontiano. No te preocupes, no dejaré que esta
tristeza empañe la inmensa alegría que supone tu paso por la tierra. Además, si
tiene que ver contigo, el polvo será de estrellas.”
El día de tu funeral nuestra amiga Johanna Rodriguez
la leyó para ti y cantaron la tonada de Simón Díaz. Todo fue como correspondía,
las declaraciones hechas, las promesas cumplidas, los pedidos canónicos y los
juicios fundados. Desde entonces hemos hablado mucho de ti; yo he contado que
en el último taller que me invitaste a hacer, dentro del programa diseñado para
tu importante cliente norteamericano, una mañana interviniste desde tu cama en
la casa de Venezuela. Fue el agosto pasado en Los Ángeles. Todos esperaban con
anhelo que pudieras estar y allí estuviste, rodeada de almohadones como una
diva, bien maquillada, con la voz clara y solo hizo falta una pequeña
insistencia de tu público para que cantaras.
Hasta entonces nunca me había percatado que cantar fue
tu instrumento, que tu vida fue un canto mucho más allá de las canciones que
entonabas ¿Cuál fue el canto de Ivonne? Aún
me pregunto ¿A la libertad, al poder sin límites, a la alegría, a la
flexibilidad generosa? No pretendo responder, Ivonne, sólo quiero que sepas que
entendí que venir a cantar, a poner palabras, símbolos y movimiento a la partitura
de un sueño, puede marcar la diferencia de una vida y su sentido. Que tu vitalidad
hasta el último suspiro nos dejó una música profundamente caribeña que no olvidaremos
ni proponiéndonoslo, ni queriendo, pues ¡Qué vaina!
Recuerdo nuestras discusiones donde se enfrentaban mi
necesidad de estructura y tu incansable flexibilidad para redefinirlo todo.
Finalmente el acuerdo sucedía, porque si es cierto que la magia tiene
estructura, también es cierto que la estructura sigue a la estrategia. Y así
muchas veces nos seguimos y casi siempre logramos que hubiese magia.
Y hablo de la magia y de lo inexplicable porque hace
unos días, uno de esos jóvenes inquietos
de la red de tu cliente, me llamó solicitando apoyo; eso me llevó a hablar con
tu hermano Rainier. Parece que en ese
momento él sentía la pérdida de los espacios de conversación contigo, con su
querida hermana. Se quedó en silencio un momento, la voz quebrada y a los dos
se nos erizó el vello del cuerpo entero pensando qué tendrías que ver tú con este
encuentro, con el pedido que recibí, con mi llamada ¿Por qué esta sincronicidad
de los tiempos?
Era la primera vez que yo llamaba a Rainier y el me
contó: Ivonne decía que para las grandes batallas ella tenía tres cartones (de
esos del bingo, me aclaró) y que uno de ellos era yo, qué gran orgullo. Asi es que supusimos que alzaste tu mano, hoy invisible y pediste cartón
y como siempre yo estuve dispuesto.
Dime ahora a qué número apuesto, a qué fila, qué voz
será la que cante las coordenadas, qué melodía debo entonar, ten en cuenta que por
muy atrevido que sea, si te escucho cantar bingo en medio de un salón, puedo
sentir de golpe a todas las garzas moras, los toros menguantes de luna llena,
los gavilanes que no me dejan gallina, en un tropel infinito y eterno y
quedarme sobrecogido, sin voz y… ¡Epa! ¿Cómo ayudaríamos entonces a tu pana?