miércoles, julio 19, 2017

Abrir los ojos


Muchas veces me siguen preguntando sobre el rol del coaching en la Política. Hoy me gusta más hablar del coaching en el espacio de lo Público y en el mundo del Poder, es decir de lo colectivo y lo común y de quienes quieren y pueden usar su poder de acción.

¿Cuál es nuestro rol? Para responder quiero aprovechar una "perla" del escritor argentino Sergio Sinay, quien se define en su página como "ensayista, narrador y periodista. Investiga y escribe sobre vínculos humanos, temas existenciales, sociales y filosóficos". Sinay en un artículo reciente en la revista Perfil titulado "Tuertos contra tuertos", dice:



"En una sociedad agrietada casi hasta el centro de la Tierra, dos tuertos no hacen un vidente. Dos tuertos hacen un ciego. Luego esa sociedad anda a los tumbos y en la oscuridad. ¿De dónde podría provenir un rayo de luz?  De la política. 

Este concepto exige que se le devuelva la dignidad y el sentido del cual lo despojaron tanto quienes la confundieron con apriete, prepotencia, latrocinio, fundamentalismo y corrupción, como aquellos que la desprecian en nombre de un improbable eficientismo, de un managment de manual, o de una gestión de probeta, en la que las personas siempre pueden (deben) esperar. La política es la más bella de las artes, decía Aristóteles. Lo es cuando, haciendo honor a su génesis, sus herramientas y fundamentos se centran en los asuntos prioritarios y comunes de la sociedad en que se ejerce. 


En otras palabras, la práctica de ese noble arte solo resulta posible con ambos ojos abiertos, capaces de observar el conjunto y cada una de las partes del escenario humano en el cual se lo cultiva. La mala praxis de la política solo produce más grieta y más tuertos y deja sin opciones a los que quieren ver."

No diré que nuestro rol es abrir los ojos tanto a quienes miran desde un solo ojo a la política, como de quienes desde el otro lo ejercen, sonaría pretencioso. Nuestro rol es acompañar a unos y otros a que abran sus ojos, llevarles a ángulos de su propia conciencia desde el que puedan abrirlos, avivar el profundo ansia de sociedad que vive en el fondo del corazón humano, permitir que se recupere la esperanza.

Sí, la esperanza.