Al alero de la Asociación Mundial de Coaching Ontológico un grupo de personas generamos una Comunidad de Conversaciones Ontológicas a la que llamamos "Ágora" y en la pretensión de que ésta se vaya reproduciendo en un proceso de mitosis sucesivas la re-nombramos "Ágora 1". Hemos tenido interesantes conversaciones sobre "¿Qué significa ser comunidad?", sobre "Inclusión" y "¿Necesitamos la Política?".
La última tuvo que ver con "El entusiasmo". En esa ocasión nos reunimos Jorge Olalla (que hizo la introducción al tema), Sally Bendersky, Rosa Arancibia, Luz María Edwards, Jacqueline Valenzuela, Raúl Pacheco, Sandra Cárcamo (desde Skype) y yo mismo.
Hablar del entusiasmo me produjo una reflexión que quiero recoger en este muro público de mis pensamientos. Estas fueron mis notas:
"De la
exposición de Jorge Olalla recojo como
primera idea que el entusiasmo es la
emoción en la que todos queremos estar. Supone ya un primer encuadramiento en la
categoría de las emociones. y eso significa que si es una
emoción podemos buscar el tipo de estímulos que ponen en marcha el punto de
ignición del proceso de entusiasmarse y qué interpretaciones de ese estímulo lo
gatillan.
Jorge pone
el entusiasmo en un extremo de un eje y en el otro la desazón. En el medio
propone la contemplación, donde reside
la mayoría, es donde más tiempo funcionamos, hay tiempo para reflexionar.
De alguna
forma me hace ruido, la contemplación como hoy hablamos de ella, no muy
diferente de como hablaban los místicos, es un elevado estado de conciencia, un
camino de conexión para la plenitud.
Considero
que en ese eje que plantea Jorge hay estados intermedios que tienen más que ver
con la rutina y el adormecimiento que con la contemplación.
Efectivamente
la etimología griega de entusiasmo habla de un encuentro con Dios “enthousiasmós”,
algo así como un rapto divino, un momento de gloria, estar poseídos o estar
tomados por un dios que nos eleva a acciones que pasan a ser gestas y
plenitudes de sentido.
Y cuando
escribo un dios, no sólo me refiero a la diversidad que proponía el Olimpo,
sino a la que hoy pueden darnos convicciones tan diversas como la religión, la
ecología, las artes, el conocimiento, el ser amado, la naturaleza ¿Es el
enamoramiento algo parecido a ese rapto?
Aparecen
preguntas importantes y perturbadoras como la que propone Jacqueline ¿Estarán
poseídos por un Dios los violentos?
Si vemos a
un dios como un núcleo inspirador de sentido, no podemos sino reconocer que esa
violencia que vemos en manifestaciones brutales como las del Estado Islámico
(probablemente no muy distintas a las que se llevaron a cabo en las Cruzadas)
no cabe duda que parecen conectados con un sentido que para observadores de
otras creencias, como nosotros parecen una apología al sinsentido.
Nos aparece
la necesidad de distinguir: Entusiasmo, euforia, sentido de la vida, llamado,
inspiración.
Propongo que
hagamos un cruce de mundos emocionales y estados de conciencia y tal vez en una
primera interpretación podríamos plantear
Estado
de CONSCIENCIA - LUZ
|
Estado
de DESCONEXIÓN - SOMBRA
|
ENTUSIASMO
|
EUFORIA
|
CONTEMPLACIÓN
|
ALIENAMIENTO
|
DESAZÓN/SINTUSIASMO
|
DEPRESIÓN
|
Raúl propone
esa desconexión como una orfandad de algo.
Es necesario
que no caigamos en la tentación de meter en este análisis a la ética. No hay
una consideración ética en la demolición de estatuas en Palmira por parte de
los musulmanes y esto es porque la Ética, como parte de la filosofía normativa
requiere de un acuerdo social sobre las bases de la convivencia. Hay que estar
de acuerdo con ese modelo para poder hablar de transgresión o formar parte de
un mundo que mayoritariamente piensa de esa manera, considerando antiéticos a
las personas que transgreden los valores que fundamentan ese mundo. El Estado
Islámico o los Indignados parten por excluirse de ese mundo y declarar la necesidad de establecer las
bases de otra forma de vivir diferente.
¿Era ético o
antiético Robín Hood?
Estamos
volviendo a la forma en que en la ontología se establece la decodificación
lingüística de las emociones. Existe un estímulo pero la aparición de la
emoción pasa por un observador que lo interpreta. Decapitar estatuas en Palmira
puede ser una expresión del entusiasmo de los decapitadores como ejecutores de
la justicia divina, para otros puede generar una profunda desazón, yo siento
rabia.
Al terminar la conversación me quedo con esta palabra: RAPTO y la sensación de una desbordante energía.