Hay dos que quiero citar hoy:
Toda gran carrera comienza con un paso algo que nos ayuda a no compararnos con lo que es el producto de un proceso mas largo, a no confundir las partes de un algoritmo con su resultado, a saber esperar, a sentir la satisfacción por el avance por breve que sea, a tener la paciencia que el crecimiento del bambú requiere, a cultivar la perseverancia, a confiar en nosotros.
A mi amigo Mauricio Rojas le gusta decir "Todo lo grande alguna vez fue pequeño", frase que cobra incluso un valor distinto en un entorno que vuelve a dar relevancia a lo pequeño.
La generosidad es una inversión, su primera tasa de retorno es la conformidad con nosotros mismos, pero pronto nos damos cuenta que contribuir a generar capacidades, a crear riqueza, seguridad o paz, lo que nos devuelve es mayor capacidad, riqueza, seguridad y paz.
Ojala algunos de quienes me lean se atrevan a escribir sus aportes, esas creencias que aunque sean tildadas de quijotescas, humanistas o blandas, terminan siendo las mas realistas, rentables y duras.

Concluyo recogiendo los versos con los que termina la Mentira 21
"El maestro en el arte de la vida no distingue mucho
entre su trabajo y su juego, su trabajo y su ocio,
su mente y su cuerpo, su educación y su recreación,
su amor y su religión.
Apenas distingue cuál es cuál.
Simplemente percibe su visión de excelencia en todo lo que hace,
dejando que otros decidan
si él está jugando o trabajando.
A sus propios ojos siempre está haciendo las dos cosas"
¿Distingues tú? ¿Contrapones disciplina a creatividad, producir a gozar, dirigir a responder? ¿Será posible que todo forme parte de la misma vida, de la única vida?