domingo, abril 30, 2006


La tarea bien hecha

No se puede decir que sea un buen título, pero es algo necesario, si sólo podemos vivir el presente, lo importante es lo que hagamos hoy. La falta de prolijidad, desde esta perspectiva, es una forma de desconexión. Lo curioso es que cuando vivimos con profundo compromiso el presente, sin estar permanentemente sacando cuentas, fortalecemos el futuro posible. Esto es lo que me da vueltas, algo así como una ecuación en la que el orden de los factores si afecta al resultado. Me refiero a que si en aras del futuro pasamos de puntillas por el presente, algo estamos haciendo mal. Se nos lloverán las casas como a Copeva, se caerán los puentes, se descomprometerá la gente, se desvanecerá el amor, pasaremos sin dejar huella.
Jacqueline Saintard me habla también de esto en el mail que me envió inmediatamente después de mi newsletter de marzo, en el que por cierto hice una atribución indebida, cité como remitente del cuento que me servía de inspiración a Araceli Casanova (Ari) en vez de a Iris. Recojo aquí las palabras de Jacqueline: "Qué hermosa analogía la de los árboles, sus raíces bajo la profundidad de la tierra y como se exhibe su frondosa belleza empinándose al cielo. Hace pensar en la forma y el fondo, en servicio a las personas o lucimiento personal; en la cara brillante y obscura de la luna.
Aterricemos: En el sentido más profundo de dirigir políticas e instituciones públicas, es verdad. Si uno cumple uno de estos ciclos y se va, habiendo dejado "una manera de hacer las cosas bien" , como tu dices "para que las cosas ocurran", entonces tu misión ha tenido sentido y tu término de ciclo, será más sereno.


Es bello eso de hacer frondosas y profundas raíces que nutren aunque sean poco visibles, pero que permiten frondosos resultados. Sin ellas, podremos hacer solo hermosas pero efímeras y pasajeras acciones. Se me viene a la cabeza toda esa cuestión del bajo perfil o alto perfil.

Pienso en tantas acciones poco prolijas, que pronto muestran falencias...o desastres.
Pienso en tanto que se ha hecho y que ha significado cambios profundos y permanentes que ya no tienen vuelta atrás y , sin complacencia, pero tampoco flagelándose, nos permiten apreciar el país que hemos contribuido a tejer en estos años.

Tu reflexión obliga a hacer un alto en el camino y pensar. Es un momento para pensar porque creo que debemos dar pasos más importantes y significativos que hagan a las personas más felices, más seguras, más tranquilas.

En fin, has tocado con tu texto el centro de mis preocupaciones y mi ocupación actual. Tengo la inquietud respecto a que este proceso requiere cambios. Talvez el ramaje de nuestra raiz se dispersa y no alcanza la profundidad que requiere para captar humedad, nutrir y producir el resultado de un árbol sano y bello. Anido un proceso en mi alma hace algún tiempo. A esto le falta algo que me provoca desasosiego y tu reflexión apunta a buena parte de lo que me pasa.
¿Sentido del SERVICIO, sentido de la JUSTICIA? ¿Eficacia, eficiencia? ¿Orientados a resultados, orientados a procesos que permitan que las cosas ocurran?
No son necesariamente cuestiones dicotómicas o pendulares, pero merecen hacer la reflexión"
Mi reflexión es simple, estamos aquí para hacer la tarea bien hecha, no para alcanzar honores, estamos aquí para cumplir con nuestra misión, no para asegurar el siguiente peldaño de la carrera personal o de la cuota de infuencia de un partido político. No es fácil vivirlo, la ambición de poder es humana, pero también es humano el bien, la honradez, la responsabilidad, el deseo de construir un mundo mas justo. Me gusta en ese sentido que hoy hablemos del "Chile inclusivo"
Muchos de mis coachees pertenecen al mundo público, yo les pregunto ¿Para qué estás aquí? ¿Qué es lo que no puedes dejar de hacer? ¿Qué te has prometido a ti mismo/a? Luego guardo silencio.

viernes, abril 21, 2006

Las Batallas interiores


Tal vez el error sea creer que este blog sólo es el mostrador de reflexiones inteligentes con las que no estoy en conflicto. Tal vez, la dificultad surja de pedirme a mi mismo coeherencia de acción con lo que pienso, sin aceptar que pensamiento y acción son dimensiones diferentes y que puedo expresar aquello que está siendo una batalla en mi interior, sin entender que lo que está claro en su nivel de idea, puede expresarse de manera inconsistente en mi actuar. ¿Puede predicar el bien un pecador? ¿Puede ser crítico literario el mal escritor? ¿Puede entrenar un equipo de futbol un mal jugador?

Agradezco a quienes me han estado preguntando por la sequia de reflexiones de estos meses. Hace unos días Iris, a quien no conozco, pero que ha entrado en mis post para incluir comentarios, me preguntaba "¿En que andas, Juan?" Su pregunta me hizo decidirme a darme este tiempo, aquí, en el silencio de Cuncumén, donde relato un taller.

Estoy en la batalla. Estoy conmigo. No por eso he dejado de escribir notas y notas sobre mis pensamientos y sensaciones, algunas conversaciones relevantes, algunos coachings que han tocado temas que me han abierto miradas nuevas. He aprovechado también para avanzar en mi segunda colección de relatos breves. Estoy releyendo "La historia de la inmortalidad" de Jorge Luis Borges.

La elección estuvo motivado por varias conversaciones de coaching en las que se repite, como quiebre central, la imposibilidad para vivir plenamente el presente, la compulsiva necesidad de estar en el momento siguiente, en lo que está por venir, en mirar la siguiente cima sin darnos tiempo siquiera a ver el paisaje en el que estamos. En el fondo, la incapacidad para estar en el único (?) espacio real que tenemos: el presente. Borges se refiere a ello como "la intolerable opresión de lo sucesivo". Esa necesidad de que, a lo que está siendo, le suceda de inmediato lo que viene.

Escribiré mas profundamente sobre ello. Prometo, también, contestar la interesante respuesta de mi amiga Jacqueline Saintard a mi último artículo de "El arte de dirigir" (el número 34). Tomaré la oportunidad de hacer una reflexión sobre el coaching, a partir del"comment" de Gonzalo Castillo a quien creo no conocer.

Declaro todo esto porque creo que las declaraciones comprometen la identidad de quien las hace y ello me incentivará para el regreso. Mientras tanto ¿En dónde ando? En la silenciosa pelea conmigo, en el descubrimiento de algunas conductas propias que me asombran y junto a ello, vivo el amor generoso a Laura, mi linda nieta y eso me proporciona una gran emoción. La dulce emoción vivida en el presente, la alegría de saber que tendrá futuro.