Hoy se ha publicado el Libro "Aprender a Emprender" de Hermann Pargas en Venezuela y en ese libro, como introducción, irán estas palabras que tuvo la gentileza de pedirme. Las incorporo también a este cuaderno virtual, cuando estoy a pocos kilómetros de su querido y azotado país, en la bella isla de Aruba.
INTRODUCCIÓN
Conocí a Hermann en un taller que organizó la Asociación
de Comerciantes e Industriales de Valera en esa ciudad. Yo les hablé de Gestión
de entornos, alianzas y conflictos y de las conversaciones relevantes en las
organizaciones. Él desde entonces me llamó “maestro”, pero eso habla más de la
humildad de Hermann y de la postura desde la que observa y vive la vida, que de
mi mismo.
Mi experiencia fue que en esos dos días de taller me
tocó hacer con él un par de ejercicios, porque al ser impar el número de
asistentes me dejaba el escenario de interactuar con el desparejado. En una de
esas interacciones en que debíamos observar el caminar del otro y mostrarle lo
que nos decía, Hermann me hizo una observación sobre mi caminar que mantengo
desde entonces en mis oídos y a la que acudo en busca de respuestas. Aunque yo
no me dirija así a él, Hermann fue en esto un maestro para mí.
Quiero con esto fundar mi juicio de que Hermann es un
observador sutil y agudo de su entorno. Puede capturar señales improbables,
puede leer letras escritas sobre al agua, sin darse importancia.
“Aprender a emprender: Una actitud ante la vida”, puede
describirse de maneras distintas: como un ensayo, como un manual de trabajo,
como un cajón de herramientas o como la mera entrega generosa de su forma de
trabajar un tema, como es el emprendimiento, completamente crítico en este
mundo que denominamos con el acrónimo VUCA (volátil, incierto, complejo y
ambiguo en sus siglas en inglés) y que nos lleva al escenario de que nada será
como ha sido en el pasado. Hemos de emprender caminos nuevos, aperturas nuevas.
De hecho los modelos de negocio estarán más ligados a maneras de pensar que a
cualquier otra competencia diferencial.
Por eso aprecio que antes que entrar en las recetas y
los caminos, Hermann invite a detenerse en las comprensiones del sistema en el
que esos caminos pueden llevarnos a alguna parte- Por eso aún aprecio más como
coach su interés en llevarnos al “desde dónde” miramos lo que miramos. Solo
desde ahí es posible estar dispuestos a formar parte de la transformación que
este mundo requiere.
Sí, detrás de las
metodologías hay creencias, hay comprensiones y posiciones más profundas.
Escucho en estas páginas ese propósito, ese intento de llegar al corazón desde
el que miramos. El profesor Otto Scharmer, uno de los exponentes más destacados
para entender el momento en el que vivimos, se pregunta cómo es posible que sigamos cometiendo tantos errores,
existiendo tanto conocimiento acumulado; que se produzcan tantos fracasos en
propuestas que parecen bienintencionadas. Se responde que somos ciegos a la
dimensión del origen desde el que el liderazgo y la acción colectiva se hacen
realidad y logran sus objetivos. Nos hemos especializado en saber cómo
hacemos las cosas, pero desconocemos ese espacio interior desde el que operamos
y hacemos lo que hacemos. Que Hermann busque ese espacio interior habla de su clarividencia.
Este libro propone líneas de acción en un mundo incierto donde nada
puede considerarse obvio, donde lo experto puede ser una categoría sin valor,
donde es más importante la capacidad de generar contextos y movilizar y desde
luego donde la gran habilidad es la de aprender a aprender y la de desaprender,
porque si algo nos esclaviza son nuestras certezas. Puede ser una paradoja,
pero en este mundo líquido en el que estamos, las certezas que nos hacían
estables en lo sólido, nos hacen frágiles hoy, su peso puede impedirnos nadar
en las aguas del futuro.
Lo que Hermann nos ofrece es un manual para exploradores de la
incertidumbre, personas con coraje, dispuestos a la colaboración y al
descubrimiento, dispuestos a crear contextos, que tal vez ellos mismos deban
desarmar como si fueran andamios que sirvieron para la construcción de un
emprendimiento y se develaron después inservibles. Esa actitud es la que me más
me atrae de su propuesta.
“Aprender a emprender “ contiene un planteamiento que comparto: nadie
enseña a nadie y que quisiera complementar con la mirada del gran pensador de
la educación Paulo Freire: “Nadie se salva solo. Nadie salva a nadie. Todos nos
salvamos en comunidad”.
Finalmente creo que es el momento para devolver a Hermann el regalo que
me hizo hace seis años e invitarle a que no se conforme con lo escrito, a que
se mire a sí mismo y compruebe que tiene alas y cuando las vea y las acepte, se
de permiso para volar y volar mas alto. Será el momento de escribir el resto de
las páginas que convertirán este manual en un gran compendio. Ya todo el saber
está dentro, sólo hay que quitar el velo que lo cubre, tener esa audacia y
confiar profundamente en si mismo y su valía.