Con motivo de la celebración del IV Congreso Latinoamericano de Coaching en Caracas, al alero de la Comunidad Venezolana para el Coaching Profesional (COVECOP), se lanzó la revista "Coaching Hoy" En su número 0 fui entrevistado por la educadora y parte del staff de la revista Sara Pérez Flores, este es el contenido de lo conversado y las fotos que aparecieron
¿Qué
le motivó a orientar su práctica hacia el Coaching Político?
Te diría que como razón de fondo fue mi
completa convicción de que somos seres políticos en la medida en que vivimos en
sociedad. Así me he sentido desde mi primera adolescencia en una España que
vivía una larguísima dictadura.
Yo entiendo la política como la búsqueda
intencional de una forma de convivir que nos haga sentirnos ciudadanos más
libres, con mayores posibilidades, con derechos y deberes que configuren una
sociedad más vivible y más justa. La pregunta sería ¿Cómo no orientar la
práctica del coaching a la Política? Y la posibilidad se me abrió cuando tomé
la decisión de irme a vivir a Chile, en un momento en que estaba comenzando su
democracia y tuve la oportunidad de trabajar como consultor en sus procesos de
Modernización del Estado. Mi conocimiento de la gestión me acercó a aquellos
que en el mundo público estaban interesados en mejorar el Gobierno de Chile y
sus instituciones y de ahí a empezar a hacer coaching a personas del gobierno y
la política hubo apenas un paso.
¿Para
qué el coaching político?
Para acompañar a quienes toman la decisión de
participar en esa alta tarea, que es como decir para contribuir a mejorar la
política, para que la Política se pueda escribir con mayúscula en un mundo en
que debido a la actuación de muchos políticos sin escrúpulos se encuentra
desprestigiada en la mayor parte del mundo. Mi país de origen es el ejemplo más
claro.
Ahora bien, llegado a este punto conviene
distinguir que una cosa es coaching político y otra coaching a políticos. El
coaching a políticos contiene también aspectos que se hacen cargo de la persona
que el político es y en muchos casos, se centra fundamentalmente en ellos.
El coaching político habla de la naturaleza de
los quiebres que orientan la
conversación y en este sentido no solo hay que pensar en grandes personalidades
de la Política como posibles coachees, sino en todos aquellos que desde la
sociedad civil pueden articular formas de influir las decisiones políticas y
muy especialmente puede dirigirse a la juventud consciente de la necesidad de
empezar a ser protagonista de su futuro y a los grupos mas desfavorecidos.
¿Cómo
hace desde su práctica como coach para que los políticos establezcan
distinciones entre el ser políticos y hacer política?
La segunda distinción es que si hacer Política
significa mejorar la convivencia social, contribuir a crear una comunidad que
en sus diferencias pueda tener un sueño común, el político tiene que escuchar
sensiblemente a la ciudadanía, no puede quedarse en su torre de marfil.
Creo profundamente en la gestión y en la
tecnología, pero creo que muy por encima de ellas están las aspiraciones y los
valores. Las primeras están para servir a los segundos y no al contrario. En
resumen el político está para servir a la mejor Política que un pueblo requiere
y ese pueblo no es sólo el 51%. Es una realidad más compleja y legítima.
¿Qué
cambios propicia el coaching político?
No sé si cambios, lo que propicia son las tres
conexiones que están implícitas en mis respuestas anteriores: conexión con el
Servicio, conexión con los propios valores y conexión con las aspiraciones de
la ciudadanía.
Dejo en cuarto lugar una cuarta conexión,
primero porque es un tema no mencionado antes (no podía haber nada implícito,
pues) y es la conexión con el Programa Político que presentó o al que sirve el
coachee político, que en el fondo representa la promesa que estableció.
Y segundo, porque por encima del cumplimiento de
ese plan están las nuevas realidades y aspiraciones que surgen en una dinámica
de cambios que va más rápida que cualquier promesa hecha meses o años antes. Es
decir la flexibilidad puede ser más importante en ocasiones que la
perseverancia en algo prometido que dejó de tener valor.
Por eso, más que cambios afuera, el coaching
político actúa en el observador del político para que este permanezca o cambie
en consonancia con estos puntos de referencia.
En
América ¿en qué medida se ha agregado
valor a las distinciones de quienes se acercan al coaching político?
Tu pregunta me
plantea dos supuestos: que América sea un espacio de posible aporte distinto al
resto del mundo y que el político
americano tenga características diferentes a los de otros continentes y sobre
ello albergo algunas dudas.
Prefiero tomar tu pregunta desde al aporte de
valor del coaching al político, en general, como una distinción del concepto de
cambio que antes hemos abordado. Aunque sea de Perogrullo, te diría que el
coaching político, como cualquier coaching, lo que propicia es acompañamiento.
Deberíamos preguntarnos entonces qué puede producir ese acompañamiento que sea
diferente del que puede hacer el equipo del político o un asesor experto. Y mis
respuestas apuntan al concepto que Ronald Heifetz describe muy bien cuando se
refiere a la figura del “confidente” como una de las necesidades de quienes
tienen poder y establece que no debe ser un aliado, porque los aliados lo son
en base a intereses compartidos y los intereses cambian. De forma que podrían
dejar en situación vulnerable al político si su confidente aliado se orientara
a un interés distinto.
Me parece que un valor que garantiza más las
conexiones de las que antes hablamos es la total independencia del coach, el
que pertenezca a un mundo ajeno, incluso que como ciudadano tenga una
perspectiva diferente a la que tiene su coachee. Ello garantiza más claramente
que sus preguntas puedan contribuir a que aparezcan perspectivas externas que
no hagan al político prisionero de un grupo monolítico de influencia, a que
tenga conversaciones diferentes, a que pueda hablar de sus miedos y sus confusiones,
sin temor a ser juzgado.
Y si regreso al político americano por no
desairar tu pregunta, sólo me atrevería a decir que al menos en Latinoamérica
ha existido una tradición de patriarcas, salvadores, patrones iluminados y que
el coaching puede servir a desafiar el paternalismo como una forma de hacer
Política. No me atrevería a decir nada más.
En
Europa ¿en qué sentido ha agregado valor en quienes se acercan al coaching
político?
En el mismo sentido que ya he expuesto y
añadiría que en poner sobre la mesa hasta qué punto cierta manera de entender
el Estado de Bienestar, hace a los ciudadanos acomodaticios y dependientes, más
sujetos de derechos, que de deberes, hasta qué punto los convierte en clientes
más qué en ciudadanos. En este sentido, como ya lo he dicho en otros foros el
Movimiento de los Indignados es una esperanza.
El
Congreso de Coaching a celebrarse en Venezuela será sobre inclusión… ¿Cuál es
su apreciación en relación a este tema?
En la conferencia a la que fui invitado por la
Comunidad Venezolana para el Coaching Profesional-COVECOP en el momento del
lanzamiento del Congreso, ya avancé mi posición al respecto, creo que desde el
Programa Ontológico el tema es de la mayor relevancia. Cuando pensamos que no
podemos decir cómo es la realidad, sino sólo cómo la observamos, cuando ponemos
entre paréntesis la verdad metafísica, como dice Rafael Echeverría, desaparece
la posibilidad de que un coach con bases ontológicas, como es mi caso, pueda
sostener la exclusión, por lo tanto hablar de la inclusión supone un
requerimiento básico en la apertura a mirar las posibilidades de cualquier
opción de coaching.
Si además, me centro en el Coaching Político,
la exclusión se relaciona con la desigualdad y ese es el principal tema al que
se enfrenta la política hoy en día, incluso en Chile donde resido y que es un
caso de éxito de desarrollo económico, es la desigualdad lo que constituye el
gran desafío político, los sectores que no están incluidos en las ventajas de
ese desarrollo.
Si miro vuestro país es patente que esta
Venezuela dividida es un caso de doble exclusión que requiere de conversaciones
que encuentren las condiciones para un encuentro, para que prevalezca la
inclusión en un Proyecto de País que permita la diferencia a la vez que
responda de forma efectiva a la desigualdad.
Le
percibo muy poeta… es un supuesto que manejo sobre la base de algunos de sus
escritos… ¿es así?
Que me percibas poeta es para mí un halago.
Quizás para algunos podría suponer estar en un mundo irreal. Me gusta la
poesía, soy lector de poesía y en mi juventud escribí poesía. Aún hoy no puedo,
ni quiero, evitar el uso del lenguaje poético.
Creo, como decía el poeta español Blas de
Otero, que la poesía es un arma cargada de futuro y desde una concepción
estrictamente lingüística, la prosa es más descriptiva, la poesía mueve y en la
raíz del coaching está la intención de ese movimiento, desplazar a otro desde
un modelo mental a otro, desde una creencia a otra, desde una acción a otra ¿No
es eso realmente poético? Contiene el nacimiento y su ternura, el amor
construido y la tristeza de la muerte. Contiene la erótica y la alegría del
logro y el avance. Poesía, en suma.
¿Un
poeta prestado a la política al través de coaching?
Te dejo con la pregunta. Ja ja ja. Pero
gracias por hacérmela.
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