Me pregunta Ángel Armas qué es para mi esto que ha venido en llamarse "Mundo líquido" y yo le respondo lo siguiente:
"En el coaching aprendemos a sospechar de nuestras
conclusiones y nuestras certezas. Toda certeza nos viene del pasado y puede
estar fosilizada. Aprendemos cuando nos cuestionamos y leemos las nuevas
señales que disuelven antiguas creencias y seguridades. Entramos en el flujo de lo líquido como una opción
elegida y positiva. Y recalco que hablamos de las certezas aprendidas y no de
los valores que, aunque tambien los elegimos, son núcleos de orientación de la
acción.
Leyendo a Zygmunt Bauman, el llamado sociólogo de lo
líquido, también esa liquidez es la consecuencia de la caida de las
instituciones, de la debilitación de los vínculos y de un escenario incierto en
el que debemos ser capaces de surfear para no ser devastados por las olas de la
indiferencia y la relatividad
No digo que Bauman sea catastrofista sino que el
escenario líquido es una consecuencia de un mundo contemporáneo en el que la
velocidad de los cambios, la impermanencia y el desplazamiento de las relaciones
humanas por las tecnológicas, vuelve a requerir de elecciones sobre el
sentido de la vida, porque las fórmulas aprendidas son insuficientes.
Lo líquido pone el énfasis en los nadadores humanos,
lo sólido en su propia consistencia para mantener una supuesta humanidad
inalterable, pero que, sin embargo, ha llevado al mundo a límites inaceptables.
El presente, al igual que nuestro planeta, tiene más
agua que tierra. Jugando con las palabras nos hacemos líquidos para que no nos
liquiden, pero a la vez en esa disolución podemos perder lo esencial, si es que
no ponemos nuestra atención en lo que definamos como valioso, en lo que, como
humanos, debemos conservar para no perder nuestra esencia gregaria, espiritual
y humanista."
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