El pasado mes de Noviembre fui invitado por el IV Congreso de Coaching de Chile para hablar del directivo y su rol de constructor de felicidad. Suena utópico, algo así como referirnos a la paz mundial o a la erradicación del hambre en el mundo, a estas épicas que a menudo caricaturizamos como si fueran sólo declaraciones para la galería y en las que, sin embargo, yo creo.
Y para ello parto por creer que las empresas serían más productivas y mucho más innovadoras si estuvieran dirigidas por personas orientadas a la felicidad.
Para mostrarlo en el Congreso comencé haciendo dos preguntas a los asistentes:
- ¿Quiénes de los presentes quieren ser felices?
- ¿Quiénes se consideran recursos?
Levantaron todos la mano al formular la primera y nadie la levantó para responder a la segunda, igual que ocurría cuando escuchaba a Salvador García hacer esta segunda pregunta en sus talleres de Dirección por Valores, varios años atrás.
- Querer ser felices está en nuestra naturaleza y por eso la búsqueda y el acercamiento a la felicidad es una tarea impresa en nosotros.
- Los recursos son medios para algo y los cuidamos en función de su aporte al fin, no por ellos mismos, por eso hacemos mantenimiento a nuestros autos cada año y no porque los amemos.
De forma que no debe extrañarnos la respuesta que obtuve. Lo importante es si interpretamos esa respuesta en función de lo que vincula a las personas a las organizaciones. No vincula la condición de recursos, más bien lo contrario, vincula todo aquello que nos acerca a nuestra meta de ser felices y sentirnos bien en la vida.

Cuando el trabajo nos da esas condiciones materiales y además se convierte en un espacio de desarrollo humano y profesional, que posibilita acercarnos a momentos valiosos, el contrato se vuelve emocional.
Aparece entonces el rol que da título a esta columna: el directivo como constructor de felicidad, en la medida que genera y gestiona las condiciones para que aparezcan los motivadores intrínsecos que lleven a las personas a sentirse transitando el camino de ser más felices.
¿Qué guías tiene ese directivo para lograrlo? Cuenta con declaraciones tan poderosas como las siguientes:
- Todos queremos ser protagonistas de nuestra vida
- Todos queremos sentir que lo que hacemos contribuye a un propósito superior
- Todos aspiramos a que nuestro trabajo concreto sea considerado un aporte valioso a ese propósito y
- Todos quisiéramos destacar en lo nuestro y llegar a la maestría.
Estas declaraciones, a mi juicio, contienen suficiente significado para orientar la acción directiva y por fortuna cada día son más los que lo leen así, aunque su tinta sea invisible.
Me pregunto,como hacer mas visible esa tinta ....
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