En el número 14 de la revista virtual argentina "Conversaciones de Coaching" se publica mi artículo Coaching para la articulación. Lo reproduzco a continuación.
"He regresado
hace poco de unas Jornadas sobre competencias del Siglo XXI celebradas en Gijón
(Asturias) en las que nos acercamos a ese mundo que ya está, aunque algunas
veces lo sintamos como todavía emergente, porque simplemente aún no nos ha
llegado la ola que se vislumbra clara en el horizonte.
Esa ola
requerirá para vivir en ella de nuevas competencias y actitudes, pero sobre
todo de una conciencia diferente que nos permita mirar lo que sucede desde un
lugar interior nuevo. Así de alta y profunda me parece.
Lo más
preocupante es que en los discursos de nuestros gobernantes esta realidad no
aparece con la suficiente contundencia y ante esa falta de previsión hace falta
que alguien (lideres informales, grupos con voz) generen conversaciones que visibilicen a la
gran mayoría una proximidad amenazante para que no se convierta en tsunami.
¿Qué podemos hacer en este escenario los coaches?
Doy un paso
atrás y dejo la pregunta abierta para poner sobre la mesa un
verbo. Una de las
nuevas competencias para un mundo abierto, complejo, fragmentado, incierto y
traspasado por redes, es la de articular.
Ser articuladores de conversaciones que serían improbables de otra manera, unir
pensamientos distintos, tejer redes de diálogo para nuevos encuentros,
favorecer nuevas comprensiones, legitimar puntos de vista distintos.
Vuelvo
entonces a la pregunta para precisarla ¿Puede ser un rol de los coaches
articular esas conversaciones? ¿Podemos aprovechar el arte de las preguntas, el
valor del respeto, la capacidad generadora de la palabra y del lenguaje, la
sensibilidad de la escucha y la búsqueda de emociones de apertura para
ponerlas a disposición de un propósito tan
colectivo que nos compete a todos?
Creo que
nuestra profesión puede tomar nuevos caminos, pasar del quiebre individual declarado,
como punto de partida de un proceso de coaching, a la inquietud por una ola que
aunque nos parezca lejana podemos contextualizar y anticipar. Quizás alguien
pueda decirme que esto no es coaching, tal vez entonces mi propósito no quepa
en el título de esta revista virtual, pero estoy seguro de que es necesaria
para quienes la leen y la editan.
El conocido
filósofo español José Ortega y Gasset decía “Yo soy yo y mis circunstancias? ¿Cuáles
son esas circunstancias? ¿El lugar donde nacimos? ¿Nuestra educación y la
cultura de la que formamos parte? ¿Nuestras responsabilidades y roles? ¿Las
conversaciones en las que participamos? ¿Las interpretaciones que mantenemos y
nos constituyen? ¿El mundo que nos rodea con sus tendencias, valores y
tecnologías?
De alguna
forma Ortega nos decía, que la realidad de nuestras existencias se articula en
las conversaciones que mantenemos con el sistema del que formamos parte. La
interdependencia con ese sistema nos lleva a estar en la vida de una u otra
forma. De eso hablo, de tomar conciencia del rol del ser humano en este tiempo
de disrupciones que comprometen su rol y sus aportes, de revisar que significa
hoy ser ciudadano, qué trabajos seguirán existiendo, qué valores sociales se
están reconfigurando.
Desde este
punto de vista es relevante abrirse a lo distinto. ¿Estamos dispuestos a ello?
Aunque sea obvio, puede ser necesario recordar que opuesto y distinto son dos
conceptos diferentes. En el entorno que nos rodea hay muchas mas situaciones e
intereses distintos que opuestos. Lo distinto no está en confrontación, no nos
agrede, la articulación de lo distinto puede configuar escenarios de mayor
riqueza. Por ejemplo: la capacidad de gestión y de inventar mundos de algunos,
unida a recursos y bienes de otros, ha llevado en esta era a los modelos de
negocio que hoy triunfan.
Este simple
hecho modifica el concepto de core
business y nos puede abrir la pregunta ¿Qué va a significar hacer empresas
hoy, qué significa emprender y más allá, qué va a significar el capitalismo en
el siglo XXI? Si resulta ser más capital el talento que los recursos
financieros, tal vez estemos llegando a una nueva concepción, a un talentismo
que puede estar en cualquier parte y que requiere ser articulado.
Ya el
profesor chileno del MIT Arnoldo Hax, en su “Modelo Delta”
desmonta el
planteamiento clásico de la competencia y plantea que la esencia de la nueva
estrategia es establecer y fortalecer vínculos. Habla de ser cabecera de una
red. No se refiere a barreras sino a capacidades superiores para aportar un
valor diferencial a esa red. Habla de inclusión y de poner en valor, de
colaboración y creatividad.
¿Qué podemos aportar los coaches a las redes
de las que formamos parte, empezando por la sociedad de la que somos
ciudadanos?
Mi respuesta
apunta a la articulación de conversaciones relevantes para construir valor
social en una sociedad que se enfrenta al vacío de sentido. La disrupción
tecnológica digital, que parece imparable puede alejarnos y deshumanizar
nuestras relaciones o reconducirse a una cercanía llena de posibilidades. La
elección tiene que ver con el nivel de conciencia desde el que miremos lo que
llamamos realidad. Esa conciencia nos lleva a la necesidad de comprensión de
quienes estamos siendo y quienes queremos ser, dónde queremos estar y qué
estamos dispuestos a construir.
Querido Juan, te felicito, me alegro y agradezco que sigas con tu blog.
ResponderEliminarRecibo como un gran regalo, este artículo, en que traes al ruedo el verbo articular.
Ha sido interesante y placentero leerlo, me ha despertado "emociones de apertura" y me dejado harta tarea para el 2018. Gracias!!! Qué la vida te siga colmando de maravillas.
Que maravilla de artículo, gracias por estas palabras, soy estudiante de coaching ontológico y parte de mi misión laboral actual en una entidad del gobierno colombiano es articular para el servicio al ciudadano.
ResponderEliminar