Juan remarca
que las emociones no son malas ni buenas. Simplemente son. Un desafío para el Coaching es la detección de emociones surgidas por estímulos supuestos. Esto último, desde luego, vale para cualquier
proceso de Coaching, pero lo interesante
sería ver qué especificidades tiene la política como espacio habitual de emociones
surgidas infundadamente."
Sí, esta es una observación procedente para mejorar el Programa. En
mi experiencia la emoción que más veces he visto aparecer sin fundamentos es el
Miedo. El cuidado y la prudencia no tienen que ver con el miedo y el coachee con frecuencia las confunde. El miedo, como sabemos, es la
respuesta a la percepción de amenaza. En la medida en que la desconfianza es un escenario común en el mundo político, la lectura de amenazas es tan habitual como gratuita. Uno
de los temas que estoy trabajando en este momento es lo que podríamos llamar
Coaching para el coraje, a partir de establecer la distinción coraje, no como rabia, sino como la voluntad puesta al servicio de un objetivo por encima de los obstáculos que existan.
Ahora bien hay otras emociones sobre las que podríamos profundizar en un nivel más avanzado del Programa y me siento invitado a ello.
"En el espacio de las emociones Juan formula preguntas por demás interesantes: ¿Cómo
ayudamos a que el coachee revise lo que hay detrás de cada emoción? Y también
refiere a la corporalidad, afirmando, que en la corporalidad no hay rol. Me parece que
esta afirmación amerita cierto detenimiento. Agrega que es más fácil, a
veces, llegar al yo a través del cuerpo.
Es tan
atractiva como interesante su afirmación que en la corporalidad no hay rol.
Tiendo a estar de acuerdo, pero sin embargo la política me ha dado sorpresas en
este sentido. Me he encontrado con dirigentes políticos de toda la vida a quienes les
encuentro una corporalidad completamente atravesada por su rol (Por eso no
me canso de observar la corporalidad de Temer, el presidente brasileño. Veo un
rol… en ese cuerpo). A veces el enajenamiento es tal que hasta el cuerpo es
entregado al rol. No sé… revisaría este concepto. No tengo más para aportar que
mi experiencia."
Mantengo
la idea de que puede ser más fácil llegar al yo a través del cuerpo.
Entiendo que la
experiencia de Alberto en “Cuerpo y Movimiento” puede avalar mi
declaración. Lo que no me encaja del todo es que yo haya dicho que en la
corporalidad no hay rol. El cuerpo es un dominio del ser humano que
interacciona permanentemente con el lenguaje y las emociones, en ese sentido se
ve afectado por ellos en la cotidianeidad. Por lo tanto, cuando se vive la arrogancia del poder, hasta el cuerpo puede verse afectado.
Lo que sostengo es que a la vez el cuerpo tiene su propio
mundo, por ello si logramos una conexión genuina con su dominio
corporal, la persona puede tener una experiencia diferenciada de su rol, pero
si eso no se produce, efectivamente nos encontraremos muchos pechos inflados por el
contacto con el poder. No siendo yo un experto en lo corporal, en muchas ocasiones le he pedido al coachee que pudiese intervenir conmigo un profesional del tema y los avances han sido muy relevantes.
"Nota personal: En el transcurso del primer día concluí que tengo que desapegar
más mi diálogo interno de la práctica política profesional para transformarme
en un mejor Coach. Me comprometo a profundizar este camino que empecé hace
largo rato".
Esta declaración de Alberto es muy importante, y creo que en si misma justifica el Programa. El coach
no puede actuar como un ser político aunque lo sea. Hay que desprenderse de las
posiciones hasta que duela. Tendríamos que incorporar en un Programa mas amplio
todo un módulo de empatía, de compasión con el otro, sin que eso suponga justificación de lo que hace.
Entender el desde dónde del otro, aunque no se comparta, aunque no sea el
nuestro, ni quisiésemos que lo fuera, es central en la práctica del coaching en general, pero muy especialmente en el coaching político porque no es fácil abandonar la intención de convencer de nuestras posiciones, como seres políticos y ciudadanos que somos.
"Juan nos
propone el ejercicio de responder ¿A quién visualizo en este momento como mis posibles coachees? Interesantísima pregunta porque hasta este día yo
solo visualizaba a dirigentes políticos. Pero Juan me amplió la mirada. Nnunca me había planteado la posibilidad de hacer coaching político a ciudadanos
en general. ¿Cuánto estoy haciendo yo para tratar de mejorar las conversaciones
sociales, al margen de lo que es trabajo para ganarme la vida? ¡Qué espacio tan
interesante de inserción social! Como si fuera poco Juan sigue provocándonos y
nos pregunta ¿Desde dónde hacer Coaching? ¿Desde dónde mirar el proceso
político? ¡¡Muy bueno!!
Afirma
que el reto del presente es la gestión del futuro. El desafío del momento es
generar comunidades con mayor amor y mejores conversaciones. Interesantísimo desafío."
El desafío del
Coaching político, como el del Coaching a secas,
son las preguntas significativas que nos lleven a ver otros ángulos. Dice Juan: cuando logramos cambios en las respuestas producimos evolución, pero cuando logramos cambiar las
preguntas producimos revolución (1). Esto es clave en
la política, ya que como la dinámica del crecimiento político es siempre querer
estar en otro lado y más arriba, suelen incorporarse una serie de juicios
maestros muy difíciles de quebrar.
Tres respuestas me doy: que me perdone ciertas cosas; que comparta
más socialmente mis saberes y habilidades; que sea aún más amoroso de lo que
soy. Gracias Juan por permitirme en pocas palabras plantearme semejante
desafíos."
Gracias a ti Alberto por
la valentía de responderte, por darte cuenta que hasta que no nos perdonamos
nuestra emoción latente es la culpa, un roedor interno que socava, aunque nuestra mente quiera ser constructora del presente.
(1) La excelente frase a la que me referí y hace alusión Alberto pertenece al barcelonés Jorge Wagensberg, durante años profesor de la "Teoría de los procesos irreversibles" en la Universidad de Barcelona.
(1) La excelente frase a la que me referí y hace alusión Alberto pertenece al barcelonés Jorge Wagensberg, durante años profesor de la "Teoría de los procesos irreversibles" en la Universidad de Barcelona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario