jueves, septiembre 22, 2005

La ALERGIA de la CONFUSIÓN


Suelo empezar mis conversaciones con "J" preguntándole por los avances desde la última vez que hablamos. Hoy ha empezado su respuesta diciéndome "Puede ser que tenga que ver con el ataque de alergia, pero..." y se sonaba de forma manifiesta,

Puede ser que tenga que ver con la alergia es una forma de anunciar tormenta, pero a la vez es una forma de quitarle importancia a la tormenta, porque la culpa es de la alergia, no tiene que ver con la tormenta misma, ni con quien la tiene.

Es como si me dijera: no le des toda la importancia a lo que te voy a decir porque no estoy en mi mejor día, por lo tanto mis palabras están sesgadas. Y cuanto mas largo el preambulo dedicado a desvalorizar lo que iba a decir, mas era mi curiosidad.

"J" es un directivo público y siente que, en este momento, estan inmersos en la administración de la cotidianeidad y no están aprovechando las oportunidades que les rodean, a esto se une que esta etapa de fin de gobierno no es el contexto mas adecuado para iniciar algunas cosas, y que su equipo sigue desajustado por la incompatibiliad entre algunas personas que tampoco es el momento de cambiar. En resumidas cuentas: esta alergia me tiene muy desanimado.

A veces nos llegan las "alergias" para huir. Hemos hablado entonces de ese ciclo permanente de las organizaciones: animación-estabilización-animación-estabilización, en el que las personas disfrutamos de forma diferente dependiendo de nuestras caratarísticas y habilidades.

Por lo que conozco a "J" se siente mas motivado en los momentos de animación que en los de estabilización. ¿Puede ser que no te sientas atraído por la tarea que tú consideras que hay que hacer en este momento? -le he preguntado.

Para esa tarea habría que poner una energía que no dedicará a descubrir nuevas oportunidades, una energía que puede no ser valorada en una siguiente etapa de gobierno, un esfuerzo en recomponer un equipo con el que no sabe si va a continuar. Son buenas justificaciones para la inacción. Lo curioso es que esa inacción se rebela y se revela dentro de "J" y lo mantiene en la intranquilidad de estas últimas conversaciones en las que se sienta frente a mí con una lentitud desacostumbrada.

Lo que he querido que pensemos juntos es si siempre es el contexto el que determina la acción. Ambos sabemos que, en primer lugar, podríamos hacer distintas interpretaciones de ese contexto. ¿No es esta etapa de asentamiento la que le va a permitir volver a su ciclo preferido? ¿Puede alguien responsablemente ausentarse de su responsabilidad por el hecho de que dentro de unos meses pudiera no ser el responsable? ¿Puede ser este el camino para que se autocumpla la profecía? ¿No sería un buen servicio para sus colaboradores y para quien venga después que movilice al equipo para que funcione con sus mayores potencialidades cuanto antes? ¿Puede haber un desafío en todo esto? ¿Quien determina lo que es un desafío?

- ¿Dónde se cruza el plan de la institución con tu propio proyecto personal como directivo público? -le he preguntado.

Los momentos de silencio tienen su espacio ante estas preguntas.

- Tal vez, siéndolo...quiero decir que en ambos casos no prescindir de ser el líder de este momento es lo que daría una mejor respuesta -algo así me ha respondido "J" con menos alergia.

Mirando esa pirámide que dibuja Fredy Kofman en sus charlas, trabajar sobre el SER, sobre la plataforma de las organizaciones o las personas, no suele ser lo mas vistoso, como no lo son los cimientos de los edificios, sin embargo es lo que les da su fuerza, su madurez y su durabilidad.

Las alergías como la confusión nos permiten pensar en el Ser ¿Qué quieres hacer realmente tú? ¿Quién quieres ser en esto? ¿Qué es lo que no te perdonarás haber dejado sin hacer cuando esta confusión ya no esté presente?

En mi caso lo sé, aunque lo mantenga pendiente.


3 comentarios:

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  3. la confusión, me cuesta tanto asumirla, aceptarla, no sufro de alergia, pero me vienen ataques de olvido y evito, practico el evitar tanto, con tal de no afrontar, de no sumergirme en ella.

    ¡ pobre J !, no es grato estar en su lugar.

    saludos, Iris

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